martes, 22 de marzo de 2011

218.- Y de nuevo..... como al principio


Fin y principio

( Wislawa Szymborska )


Después de cada guerra
alguien tiene que limpiar.
No se van a ordenar solas las cosas,
digo yo.

Alguien debe echar los escombros
a la cuneta
para que puedan pasar
los carros llenos de cadáveres.

Alguien debe meterse
entre el barro, las cenizas,
los muelles de los sofás,
las astillas de cristal
y los trapos sangrientos.

Alguien tiene que arrastrar una viga
para apuntalar un muro,
alguien poner un vidrio en la ventana
y la puerta en sus goznes.

Eso de fotogénico tiene poco
y requiere años.
Todas las cámaras se han ido ya
a otra guerra.

A reconstruir puentes
y estaciones de nuevo.
Las mangas quedarán hechas jirones
de tanto arremangarse.

Alguien con la escoba en las manos
recordará todavía cómo fue.
Alguien escuchará
asintiendo con la cabeza en su sitio.
Pero a su alrededor
empezará a haber algunos
a quienes les aburra.

Todavía habrá quien a veces
encuentre entre hierbajos
argumentos mordidos por la herrumbre,
y los lleve al montón de la basura.

Aquellos que sabían
de qué iba aquí la cosa
tendrán que dejar su lugar
a los que saben poco.
Y menos que poco.
E incluso prácticamente nada.

En la hierba que cubra
causas y consecuencias
seguro que habrá alguien tumbado,
con una espiga entre los dientes,
mirando las nubes.

¿Es la guerra un fracaso de la inteligencia ?
¿ Hay alguna "guerra justa" ?
¿ guerra y justicia son dos términos antinómicos ?

jueves, 17 de marzo de 2011

217.- LLorar también "por fuera"

La cultura japonesa sabe controlar el dolor, al menos no exteriorizarlo, como una disciplina ancestral para no “ofender” con su “energía negativa” a quienes los rodean, es por eso, según explicó al diario español El Mundo el sicólogo Miguel A. Cristóbal Carle, que no son usuales las imágenes de japoneses con lágrimas, con rostros de sufrimiento o de muertos en la nación devastada por el terremoto y tusnami del pasado viernes que han desatado una crisis nuclear en la central de Fukushima.

El experto en formación cross-cultural con más de 20 años de experiencia y también socio fundador de Healthy Work precisó que a la cultura occidental le es difícil entender cómo el pueblo nipón se mantiene de pie y en calma ante una inminente hecatombe nuclear sin muestras aparentes de dolor por las pérdidas físicas y materiales.

"Los japoneses contienen solo sus emociones negativas por una razón: el respeto, no ofender a quienes les rodean. Nuestras emociones, nuestro dolor puede importunar o aumentar el dolor del otro y la cultura japonesa se basa en el respeto al prójimo y en el buen funcionamiento del grupo.

"En la mitología japonesa, todos los comportamientos que resultan en relaciones positivas con los demás son premiados, mientras que las acciones individualistas o antisociales son condenadas. Exteriorizar el sufrimiento implica cargar de energía negativa a quienes nos quieren o simplemente nos rodean. Por eso no vemos imágenes de muertos ni de sufrimiento. Por eso, desde nuestra cultura latina observamos asombrados lo que no entendemos, la contención a la hora de expresar sentimientos negativos como la tristeza y el dolor", explicó el especialista al periódico El Mundo.

Agregó que para los japoneses el sufrimiento se lleva por dentro y habita dentro de cada uno igual que moraría en cualquiera persona de otra cultura o país occidental.

"Prueba de ese sufrimiento son las únicas imágenes de dolor que hemos visto, las de niños, incluyendo una niña que sí que lloraba cuando observaba desde un puente como una inmensa ola arrasaba su pueblo. Hablando con un amigo japonés me comentaba que las nuevas generaciones sí que están aprendiendo a llorar también por fuera. ¿Fruto de la globalización?", concluyó el psicólogo.

texto e imagen : Diario crítico de Méjico

martes, 15 de marzo de 2011

216.- No te rindas

No te rindas

No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,

sitio web de la imagen: oierr.wordpress.com

Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.

Mario Benedetti












domingo, 13 de marzo de 2011

215.- ¡¡ INDIGNÉMONOS !!

" A TODOS LOS QUE HARÁN EL SIGLO XXI, LES DECIMOS CON AFECTO: CREAR ES RESISTIR, RESISTIR ES CREAR "
( STÉPHANE HESSEL )

Todos tenemos motivos para indignarnos, pero casi nadie lo hace
. Acabo de leer un libro de un caballero de 93 años, titulado precisamente ¡Indignaos!, que es una invitación a la insurrección pacífica, a desperezarse, a rebelarse contra un mundo en el que los ciudadanos no somos los protagonistas de la historia, sino meros invitados a pagar la fiesta. El autor es Stéphane Hessel, un venerable anciano de mente despierta, que se unió a la Resistencia en Londres, fue apresado por la Gestapo y se salvó de una muerte segura en Buchenwald al cambiar su identidad por otro preso. Tras la guerra, se convirtió en diplomático, formó parte después del equipo redactor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, luego ejerció de embajador en Francia ante la ONU y más tarde fue defensor de la causa palestina. Así que quien hace el alegato contra la indiferencia es un personaje que tiene la autoridad moral de haberse jugado el tipo unas cuantas veces.

Leyendo a Hessel, entran ganas de gritar en mitad del ágora. Es cierto, nos tratan como si la crisis la hubiéramos provocado nosotros, como si fuéramos culpables de la deriva actual. Pero lo más grave es que, quienes lo hacen, son precisamente aquellos que no previeron lo que sucedería, que negaron lo evidente y que no tomaron medidas para corregirlo. Son los mismos que nos animaban a estirar más el brazo que la manga, a gastar como acto patriótico. Dice otro nonagenario sabio como José Luis Sampedro en el prólogo: “Actualmente en Europa y fuera de ella, los financieros, culpables indiscutibles de la crisis, han salvado ya el bache y prosiguen su vida como siempre sin grandes pérdidas. En cambio, sus víctimas no han recuperado el trabajo ni su nivel de ingresos”. Hessel advierte: el poder del dinero nunca fue tan grande, insolente y egoísta, desde sus siervos hasta las más altas esferas del Estado. Los bancos, privatizados, se preocupan en primer lugar de sus dividendos y de los altísimos sueldos de sus dirigentes, pero no del interés general.

El libro nos convida a indignarnos, porque de la indígnación nace el compromiso. A rebelarnos para salvar los logros democráticos basados en valores éticos. No reclama ninguna violencia, al contrario, el autor piensa que la fuerza de la razón es la respuesta más rotunda ante tanto falsario. De lo que se trata es de no aceptar las explicaciones de los mismos que no supieron darlas en su momento, es de no pagar la factura de quien gastaron nuestro dinero. Habrá quien diga que el alegato de Hessel es un brindis al sol, pero los cientos de miles de ejemplares que lleva vendidos demuestran que su discurso no ha caído en saco roto.

En tiempos de tanta estultez en la política, de tanta desfachatez de las finanzas, de tanta vacuidad de la cultura, siempre nos quedará indignarnos. Para cambiar el mundo o para hacer un corte de mangas a tiempo.

Texto: Màrius Carol ( La Vanguardia domingo 13 de marzo)

traducción española del texto ofrecida por: EUROTOPÍA :http://lacomunidad.elpais.com/eurotopia/2011/2/28/-indignaos-#c2310376

martes, 8 de marzo de 2011

8 de marzo


¡¡ Porque todavía hay muchas mujeres sin flores. Para que todos: hombres y mujeres percibamos la belleza y el aroma del respeto y la igualdad !!

Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres,
¡Qué poco es un solo día, hermanas,
qué poco, para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas!
De la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos
-toda la atropellada ruta de nuestras vidas-
deberían pavimentar de flores para celebrarnos
(que no nos hagan como a la Princesa Diana que no vio, ni oyó las floridas avenidas postradas de pena de Londres)
Nosotras queremos ver y oler las flores.
Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras en vez de machos,
Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris
Y de los que nos vendaron los pies
Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina
Flores del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca para violarnos mientras nuestra madre dormía
Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo más pesado
Y del que nos corrió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas
Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos a parir a riesgo de nuestras vidas
Queremos flores del que se protege del mal pensamiento obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo
Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte
Queremos flores de los que nos quemaron por brujas
Y nos encerraron por locas
Flores del que nos pega, del que se emborracha
Del que se bebe irredento el pago de la comida del mes

Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos testimonios
Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras
Y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo género
Tantas flores serían necesarias para secar los húmedos pantanos
donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;
arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,
de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.
Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.
Queremos flores hoy. Cuánto nos corresponde.
El jardín del que nos expulsaron.

( Gioconda Belli )